lunes, 13 de octubre de 2014

Te escribo:
Arrancar tu médula del cosmos y pintarla
con todas sus pupilas
Pulsar el botón, borrar arrancar
su eco retumba en mi vientre
el animal
Sangrar con tu médula el cosmos
Elijo el sonido de tu cuerpo
único verdadero
Me hablas de nacimiento cuando me aferro
a las esquinas de mis venas
cuando soy ínfima y no me encuentro
Tu médula alimenta todo tu cuerpo
Podría soplarme las manos y se desvanecerían
sin haberte tocado
¿Ves en ellas la piel que me abandona?
Tu médula pronuncia mi nombre en el orden exacto
Mi voz suena diferente
callo
oigo mi mente encerrada
oigo los pasos
Camina tu médula hacia el fuego
El frío también escuece en la sangre olvidada
en la sangre no amada
en la sangre que queda y no se reproduce en otras formas
Hacia el fuego yo me adentro con tu médula
Pisar la hierba con el llanto
tocar la tierra donde nace la espina
Me pregunto si aún existen las hormigas
ya no las siento comer de mi corazón
Tienes el sabor de toda muerte
Con la boca comulgo frente a ti
antes de apartar la sombra
sufre la sangre escuchándome desde
la otra línea
es la lluvia de puro ácido lo que me separó de mí
no de mi carne no de mis muslos rociados con la escarcha
yo germen de vida
yo cigoto sin habla
sino de la fibra última y más verdadera
por las paredes repto hacia la cúpula de cristal
es translúcida como la piel que ya no me recubre
siento el frío siento el fuego
sigo el camino hacia
el camino a través
gira en torno a mí y escucha porque este pecho ya no
contagiará a las pequeñas bestias

jueves, 2 de octubre de 2014

Tengo a todas las aves volando en círculo
sobre mi cabeza pero tú aún
no has girado hacia el cielo pero tú aún
no has recogido las semillas de mi vientre y has visto
que sigo aquí a tu lado como aquel
ciervo que huele la muerte en su madre pero
todavía mama de la leche caliente pero todavía
bala sobre el musgo que poco a poco
lo viste de niebla y yo entorno mis ojos hacia las aves
y deseo no tener manos ni dedos para así
poder acariciarte el alma