miércoles, 28 de mayo de 2014

La ventana

Los ojos de la tierra se alimentan de mi mano
como si yo fuera la luz.
La luz incomparable del silencio
cuando me alejo del humano
para ser.
La ceguera profunda sacia su hambre con mi vientre
y tiembla el cielo en pestañas de cristal,
aquellas parecidas al miedo.
Tengo sobre mi cuerpo
el diente y la sangre,
la rama y el frío.
Me inundo desde dentro,
desdoblándome toda sobre la ciudad.
Oigo la voz del metal contra mi piel, creando
sombra, caleidoscopio, oscuridad.
Parpadea la tierra
y la calma tras el disparo naciente de mi sien
derrumba la profundidad del vuelo de todas las aves.
De mí salen los ojos
mirando hacia nunca
y hacia todo.

domingo, 25 de mayo de 2014

Monotonía

En la mirada la cuerda floja
El estallido de las aves
Sobre los girasoles una lengua de fuego
La ceguera perpetua de los árboles
Sal tintada con el sudor de todos nuestros abuelos
Las manzanas ya no tienen gusanos
Y yo lloro por haber perdido
Ahora quién
No hay por qué ni quién
Porque no hay Yo
En la mirada la cuerda floja...

Preceder

Ojalá el aire se condensara alrededor de las pupilas
para cubrir el cielo con miedo
y no despertar en él.
Contemplarlo ajeno, tardío,
como al amor;
fuera de mí.
Que sea de otros y no sombra,
ni escudo,
ni Palabra.
Que descomponga la tierra
y salgan las larvas huérfanas llorándole a la noche
fría e indolora.

Solo acaricio temblor.
Estoy cansada.

Me regalo flores

Mi cuerpo es hierba seca.
Noto cómo las arterias respiran y sufren
en el invierno,
la nieve las asfixia pero yo
respiro.
Existo en el sueño de la sangre
para recoger de ella el veneno.
El fruto dulce sobre la lengua
rozando mi garganta su piel antigua;
vistiéndome el pecho de lavanda
muerde, al fin, la luz a la carne.
Huelo a ayer.

sábado, 24 de mayo de 2014

domingo, 11 de mayo de 2014

Trinchera

Hay una estrella de sangre en mi cráneo.
La noto bailar por entre el abismo que separa mi ser
de la infinita Pregunta.
Forma un cosmos recortado en la tiniebla
la ceguera dulce de la ira.
Un mar de pólvora ahogando pulmones en la piel recostado,
no hay lugar ya en ella.
Entonces un rayo posa su frente sobre mis rodillas
y ya no quiero volver a estar.
Abandono la cáscara primigenia
arrojando de mí el tiempo.
Grito la furia de mis abuelos.
Firmo sobre el metal mi partida.
Quedan los párpados y las vísceras azules
saludando a los soldados de arena.
Solo guardo la única huella que me observa desde dentro.

jueves, 8 de mayo de 2014

Volver

El hijo no conoce la Palabra.
Me arrastro junto al útero.
Tiene las paredes repletas de nubes,
la cara y el mercurio,
el centro mimetizándose con la radiación,
labios cubriendo todo el lugar.
Todos visten de labios sus pasos.
Solo veo curvas engullendo rojos
el líquido frío derramado junto a la sal
las heridas cubriendo cuerpos
desnudos los dientes.
Los dientes.
Dientes como sentimientos.
El sudor sabe a naranja
cuando se es rayo.
Siento tormenta.
Al fin la ciudad me vomita.
En las rodillas me dibujé un lago de tiza,
esperando así al mudo pasado.
Los cachorros corren ahora delante de mí.

miércoles, 7 de mayo de 2014

Epitafio

Vi anclas volando sobre mi cabeza,
con alas de cieno salpicando la sangre.
Una bomba encendida de olvido acallaba a la noche,
en el sueño un niño meciendo a su madre.
Los hogares vomitaban el fuego del pasado,
las calles relinchaban muertas.
Eran las voces un canto febril que anunciaban,
solo anunciaban,
sin saber qué.

Estado: comatoso

Vivo y el miedo sueña.
Alrededor de la flor hay un espejo que señala.
La tierra tiembla.
Vivir en la nada,
flotando sin nombre porque no soy
sino la sombra.
Un pétalo menos en cada sueño alrededor.
El ocaso me llama con su voz de alambre,
vuelo.
Vivo y sueño.
Sueño alrededor de mi cuello.
La nada.
Coloreadas quedan mis pupilas tras el miedo.